Selección de prosa de
Jorge Braña
  

Copyright - Jorge Braña


Olor a Sur
 

(No es necesario decir su nombre)

 

Afuera el viento levanta las hojas secas.  El hombre lo siente soplando por entre las notas de las canciones de Jim Croce.  Una inevitable melancolía lo invade.  Sueña con caminar por el campo, subir un sendero costeando los cerros, por entre los álamos, sentir el ladrido lejano de un perro, llenarse de aroma de eucaliptos.  Cierra los ojos y se ve junto a ella, bajo un cielo colores sepia, una tarde nublada en un lejano punto del sur de Chile, lugar que ella, de tanto amarlo, lleva en la piel.  Olor a sur, a piel de pinos húmedos, a zarzamora y violetas silvestres, a lavanda y aromos en flor.  A veces el recuerdo de su país natal lo visita de improviso, sin razón, y se lamenta no haberlo conocido mejor.

 

Pero la nostalgia se desvanece, porque ella baja a escuchar las canciones y su presencia invade la pieza.  Ella está allí, seduciéndolo, y el universo se comprime, las distancias se empequeñecen, los caminos convergen a un cuarto, un momento compartido que abraza el tiempo, y que si pudiera, lo metería en una botella, como en la canción, para tenerlo siempre.  Es otra nostalgia, piensa, la de quedarse siempre así – en cierta forma, buscando la eternidad.

 

En unos minutos la abrazará bajo las sábanas, sentirá las patadas del niño contra las paredes de su vientre, el calor de su cuerpo al entrar en el primer sueño, y el sur lejano irá penetrando lánguidamente.  Regalo misterioso del tiempo, esta mujer-zarzamora, mujer-aromo, llena de ríos, que lo arrulla como el Calle-Calle arrullaba la bahía en esa imagen, cada vez más imprecisa, que busca rescatar de un secreto viaje de mayo.

 

N. Jersey – otoño del 2000.