Monasterio
Batalla Final
Barro, humilde amasijo de tierra
mira en qué te convertimos,
soplo de vida en el jardín recibimos,
ahora un avión, un misil, una guerra.
Mira que estúpida naturaleza humana
peor aún que cualquier dinosaurio
vivimos guardando en un armario
las armas que nos matarán mañana.
Y en verdad creo que no cambiamos
pues al cabo de tantos años
si no hay guerra, la extrañamos,
y por lo menos un conflicto inventamos.
Tremenda suerte la de aquel poeta
desenmascara la realidad reinante
aunque de armas, a más de un negociante
le produzca esto singular rabieta.
Sabrás que las estrellas que respeto son del cielo
las demás, oro ni plata, son papel cometa
que adornan muy bien alguna camiseta
¿si se desprenden donde van? Al suelo.
No vayas a pensar que señalo la Armada completa
buenos hay en aire, mar y en tierra un Coronel
que alistamos gente a ver si un día con él,
con balas blancas, con motas de algodón,
podamos limpiar nuestra tierra,
limpiar nuestro pequeño planeta...
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