III
AL BORDE DE UN CAMINO
[G. B. FONTANA
“Canzona”]
¿Cómo se empieza una frase
que viene sonando desde lejos?
¿Cómo
la luz que se quedó vibrando en la memoria
en el rastro de la esfera blanca?
¿Cómo se apaga esa nocturnidad perfecta?
¿Cómo se pone a dormir un sueño
cuando se ha llegado a sus puertas
se han tocado sus manos
sus cabellos
se ha olido su piel y se ha calado su tibieza?
El camino que trae el viaje de ida y vuelta
está guardado en la ventana frente al mar
salvaje de los sures
en el sendero de conchuela blanca que lleva hasta el fuerte
y en los mudos cañones que hace décadas
son confidentes humarinos.
¿Quedará todo guardado y sumergido
como el primer encuentro tembloroso de las yemas de los dedos?
¿Emergerán las luces de lo alto y de lo bajo para honrar dos sombras
alguna fría y clara noche?
Dedos invisibles permanecerán tocando
una historia de esas
que de tanto en tanto como deber ineludible
debe llevárselas
el mismo manto que les dio cabida.
Es eso lo que mantendrá en vilo
la vieja melodía.
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