EN EL MEDIO DE LA PLAZA


En un pueblo terroso
un hombre está de pie junto a una fuente
en el medio de la plaza
a esa hora floja de la siesta
de calor caramelado.

Un perro dormita
bajo la sombra de un plátano oriental
el lustrabotas almuerza
sentado en un banco de tablas
y el hombre está de pie junto a la fuente
en el medio de la plaza.

El reloj en alto
marca las dos y media de la tarde
a perpetuidad
en un pueblo terroso
en el medio de la plaza.

Y ese hombre de mirada vaga
observa con fijeza
el chorro de agua de la fuente
en la tarde cabizbaja
en el medio de la plaza.

Las palomas
detenido el vuelo
se refrescan en la fuente
de un pueblo terroso
frente al hombre ensimismado
en el medio de la plaza.

Una niña
asomada a los portales viejos de las casas
bien cerrados a esa hora
en que la luz solar
dirige las miradas
a la fuente y a ese hombre
en el medio de la plaza.

Y una sombra.

Y una sombra que se esconde
abrazada de ese hombre
de esa fuente
de ese pueblo
de esa tarde
en el medio taciturno de la plaza.