RUEGO INVISIBLE
Con las mismas ansias con que quise un día
mostrarte mi tierra
y desnudarla para ti hasta sus últimas hilachas,
te pido que me busques.
Aunque anochezca en esa tierra
porque lo hace
tú lo recuerdas
¿recuerdas esa tarde que vimos caer
sentados a la orilla del precipicio de un pueblo?
¿recuerdas los inicios de aquellas luciérnagas del cielo?
Subimos por caminos de linternas
y al no saber si algún vacío
esperaba la siguiente huella
aventuramos esa oscuridad
porque teníamos la luz del alma.
Con esa misma confianza es que te pido
que me busques,
que me recorras no solo a luz de día
porque igual que un pueblo secreto de mi tierra
tiendo a esconderme
haciéndome cenizas
al borde de la calma de las horas.
Lo que no sabe nadie
-a veces ni siquiera el pueblo-
es que esa lejanía involuntaria
no quiere más que ser hallada
y pide a gritos desde el borde incierto
al menos ser buscada.