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Marta Concha


Una Historia de Amor    

    

Emilio Arrigorrieta, como las erres de su apellido lo demuestran, es un vástago de la antigua aristocracia castellano vasca. De alcurnia y educado como tal, ha llegado a los treinta y siete años de edad absolutamente encuadrado dentro de esos parámetros.

-- Su buen trabajo que le dió a la Isabel, porque Ud. sabe, hubo una época en que todos se descuadraron, se hicieron hippis y hasta se quiso salir del colegio de padres.

-- Y ahí fue donde se aficcionó a ese club de fútbol, la culpa la tuvo Enrique, pues fue él quien lo llevó, claro que sin mala intención, fue para apartarlo de esas compañías que había tomado, y Enrique con su divisa de alma sana en cuerpo sano en realidad lo consiguió, porque Emilito se dedicó de lleno al fútbol y hasta creo que pensó ser jugador de fútbol. Imagínese el espanto de la Isabel. Ella lo veía poco menos que embajador.

-- Con lo flojo que era, salió raspando de las humanidades. Pero se las arregló pues la parentela se encargó de ubicarlo bien.

Y se encuadró. Se casó, como corresponde, con una mujer de su mismo status. Cuatro hijos que si las cosas se dan como deben ser, seguirán en la misma vía y en la misma clase social de sus padres. Laurita su mujer es como bien lo dijo un poeta, una mujer como su madre era.

La carrera de Emilio, sinó fulgurante, bastante aceptable, no ha llegado a embajador, por lo menos hasta este momento, pero está entre los archiduques de la administración pública, lo que le permite una buena casa y para sus hijos la escuela privada adonde aún no afluyen los nuevos ricos, la misma en la que su padre y su abuelo se educaron por lo cual los apellidos en ese colegio se repiten con matemática regularidad. La verdad es que apenas nacidos ya son inscritos en esa institución, lo que deja poco cupo para los arrivistas que quieren ascender por la vía de los amigos que se hacen en los bancos de la escuela.

Su vida sentimental, normal. Depués de un pololeo, del tiempo justo para no dar a hablar, un noviazgo con las mismas características y gran matrimonio en la iglesia del colegio en que el novio efectuó sus estudios. La única discusión posible que pudo surgir fue en cual de las capillas de los respectivos colegios en que ámbos se educaron se efectuaría la ceremonia. Pero él tenía una ventaja. -- Ud sabe, mi linda, que fue en la capilla de mi colegio en la que se casaron mis padres. Y Laurita debió bajar el moño. Sus padres se habían casado en la parroquia del barrio. Barrio muy decente, por lo demás.

Y como corresponde a personas de esta categoría social cuya máxima sería, no dar que hablar jamás, nunca se han salido de los tonos malva y beige, razón por la cual ninguno de los dos puede exhibir un curriculun vitae muy reluciente. Él, porque es por sus relaciones que se encuentra en ese puesto, ella, porque sólo se puede encontrar en él, la fecha de su nacimiento, la de su primera comunión y más tarde la de su matrimonio. Es decir lo estrictamente necesario en esta categoría de personas.

No son ricos, pero disfrutan de un buen pasar. Él, con paciencia y perseverancia y con bastantes ayuditas llegó a archiduque de la administración y los archiduques se llevan una buena tajada dentro de la repartición, de ahí el buen pasar. ¿Como Emilio obtuvo ese cargo? Las familias con erre se protejen y cooperan para que los vástagos de tan aristocráticas familias, que fortuna no tienen, sigan traqueteando por la vida en un buen nivel y ubican muy eficazmente a los suyos en puestos claves, por supuesto pagados por el estado. Adónde iriamos si los apellidos conspicuos se pusieran a poner almacenes o carnicerías como los rotos. Otra cosa son los que instalan ventas de automóviles o elegantes boutiques exclusivas. Eso es bien mirado. Lo otro es un horror.

Emilio vive en el sector de la capital donde vive la gente decente y pasa sus vacaciones en los balnearios donde va la gente decente. Resumiendo, es una persona bien por los cuatro costados. Serio, correcto y cumplidor lo califican los informes comerciales. Irreprochable, lo que hace imposible que alguna vez pudiera caer en las páginas del infamante Peneca Verde, publicación donde caen con nombres y apellidos todos aquellos que en alguna oportunidad emitieron cheques sin provisión de fondos, no pagaron una letra o cualesquier traspiés de orden financiero.

Pero sucede, a veces, que las personas no tienen sólo los cuatro costados, tienen alitas. Y la alita de Emilio, es su aficción nunca olvidada por el fútbol. Para precisar mejor, por el equipo al cual lo llevó su padre siendo adolescente. Eso no constituiría una alita si el equipo al cual Emilio dirige sus amores fuera un equipo de prestigio, de esos que siempre se mueven en los meandros de las primeras divisiónes.

No. El equipo que Emilio ama con todas las fuerzas de su corazón es un equipo de gran tradición, con un nombre muy british, pero que desde hace mucho tiempo chapotea en las divisiones menores sin poder ascender a los podiums en los cuales se pasean los equipos de gran renombre que les acarrea gran número de socios, e importantes, con sus cuotas al día.

Su mujer, Laurita, que lo ama con afecto sincero y profundo, sufre. A ella le hubiera gustado que Emilio se hubiera dirigido a un deporte más chic, más prestigioso, el golf o el polo, o por último, hasta habría aceptado el tenis. Pero, el futbol... y ni siquiera alguno de los equipos, aúnque ahora estos últimos estan plagados de rotosos, pero en fin, la palabra universidad les confiere cierto aspecto bien. Mas no, Emilio ama su equipo y jamás cambiará su afecto por él. Es un seguidor fiel, socio con sus cuotas al día.

En este aspecto, como es de suponer, Emilio está solo, ni su mujer ni sus hijos lo acompañan en su entusiasmo, lo que lo decepciona. Pero se ha consolado pues ha encontrado una aliada fiel, su secretaria la srta. Alicia Pérez, que comparte su amor al club de fútbol. La Alicita es una chica joven y bonita que no desdeña acompañarlo a los partidos en los que juega el Club. Este ir y venir tejió entre ellos una complicidad que con el tiempo pasó al afecto. Y esta es la segunda alita de Emilio, justo la que necesitaba para equilibrarlo y que le permite alzar el vuelo con libertad. Un pájaro con una sola ala no puede volar.

Estas dos facetas de la personalidad de Emilio lo apartan unos milímetros de la senda trazada por sus nobles antepasados. Esta claro que Laurita no sabe nada de la amistad creciente de Emilio y Alicia. Ella continúa con la vida de siempre, gobernando su servidumbre con eficacia, asistiendo a las reuniones del colegio de sus hijos, uno que otro té con sus amigas y salidas bastante frecuentes con su marido, ya sea para visitar a la gente de su círculo o ir a los lugares donde se reune la gente decente sin peligro de tener encuentros con advenedizos que en los tiempos que corren son muchos, porque con esto de la educación muchos se han hecho profesionales (hasta hablan inglés) y gozan de un buen pasar. Son esos los que Laurita teme más, pues están muy camuflados. Imagínese Ud. se encuentra con un Pérez, bien vestido, bien educado. Hay que tener el sentido de la investigación muy desarrollado para descubrir si se trata de los Pérez buenos o de los Pérez malos. Y Laurita es experta. Es por eso que tiene buen cuidado de conocer el segundo apellido del susodicho, es ése el que da la clave.

La vida continúa sin sobresaltos para la familia Arrigorrieta. Emilio en su cargo en la institución bancaria, contando con la confianza de sus superiores y el respeto y la simpatía de sus inferiores. Porque es un hombre simpático y llano que se ha ganado el afecto de todo el mundo.

Con el tiempo y vista su lealtad y más aún el alto cargo que desempeñaba, el Club decidió nombrarlo su Presidente. Esto colmó sus aspiraciones y lo descuadró y de tal manera que decidió que bajo su éjida su Club saldría de la posición de mediocridad en la que se encontraba y ascendería a las alturas que por tradición le correspondían, es decir la primera division.

El problema era cómo...

Emilio piensa y repiensa, llegando a la conclusión que con los jugadores con que cuenta el equipo esta aspiración es inalcanzable. Se precisan buenos jugadores y probados, y también formar equipos jóvenes que en el momento dado reemplacen a los antiguos, el famoso relevo. Pero los buenos jugadores y probados son los príncipes y condottieros de la actualidad y son caros, carísimos y sus contratos van más allá de las cifras de siete dígitos, lo que los hace inalcanzables, y para formar la infraestructura de su segundo propósito era preciso tiempo, dinero y mucho, ya que el primer factor, el tiempo, es larguísimo, no es de un día para el otro, para precisar mejor hablemos de años. Los sueños de Emilio alcanzaban proporciones galácticas.

En resumen, el problema se reducía a un mero asunto financiero.

Emilio entonces, con el entusiamo que es causa directa de la pasión, se dedicó con ahínco a buscar dinero para su Club. Inició una campaña para reclutar nuevos socios entre sus amigos, pero no tuvo ningún efecto. Todos tenían un club de sus amores y no estaban dispuestos a dejarlo, porque entre al aficcionado y el club que escoge se establece una relación que va más allá de un simple gusto, es una relación de afecto y lealtad y es muy difícil, por no decir imposible que se cambie de color. Se podría decir que es más facil cambiar de mujer o de sexo que de equipo. Lo que podía reclutar eran jóvenes, que aún no tenían club de sus amores, pero los jóvenes, es sabido, no disponen de dinero y si bien el número de socios aumentó un poquito, no fue lo mismo con las entradas del club. Y mientras menos triunfos, menos adeptos y menos concurrentes a los partidos.

Despues de mucho cavilar Emilio llegó a la conclusión que en lo inmediato lo único capaz de llevar a su club a las alturas era conseguir dinero, mucho dinero para comprar jugadores buenos y probados.

Pero ¿de dónde?

Una pequeña idea empezó a germinar en su cerebro.

Entre las muchas funciones que Emilio desempeña en su trabajo está la muy importante de hacer desaparecer de la circulación los billetes muy usados o en mal estado. Esta función requiere una persona de absoluta rectirud y honestidad y es tomando en cuenta los antecedentes que Emilio ha sido designado en esta función. Estos billetes son seleccionados diariamente, dejados de lado, empaquetados y con muchos timbres y certificaciones son quemados para ser reemplazados por billetes nuevos. Y es Emilio quien debe autentificar que la operación de la cremación de billetes es efectuada.

Pero la tentación fue demasiado grande. Echar al fuego diariamente millones de billetes que con un poco de buena voluntad aún podían circular y que eran esos, efectivamente, los millones que su club necesitaba para salir adelante.

 

CONTINUACIÓN

 


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